Los trabajos de seguimiento arqueológico
son consecuencia del establecimiento de medidas de minimización
en zonas en las que fueron realizados trabajos de excavación
con el objetivo de evaluar el potencial arqueológico del
local o como medida preventiva de los impactos en las obras de
construcción
civil en zonas clasificadas o en obras de grandes dimensiones.
Tanto unos como otros tienen como objetivo la evaluación
continua de la estratigrafía y la recogida de materiales
arqueológicos. Estos trabajos son realizados por uno o varios
arqueológos a tiempo entero y en número suficiente
para garantizar el control simultáneo de todos los frentes
de obra. Del análisis de estos hallazgos se puede derivar
la realización
de nuevas medidas de excavación arqueológica, desde
la realización de sondeos a la excavación integral
de sectores o de la totalidad de un yacimiento.
En los trabajos de seguimiento
arqueológico se realiza
un registro pormenorizado y sistemático de los hallazgos,
sean estos materiales aislados o secuencias estratigráficas.
Este registro esta formado por fotografías en formato digital
y/o diapositivas y por dibujos a escala de los depósitos
y estructuras encontrados. Esta información se sistematiza
en una serie de fichas de registro de observación arqueológica
y en informes diarios, semanales y mensuales, que permiten establecer
medidas de minimización y una coordinación con el
correcto desarrollo de las obras. La localización de materiales
o depósitos arqueológicos es comunicada al promotor
y a las entidades públicas, con el objetivo de establecer
las medidas adecuadas para el registro y caracterización
de los hallazgos y para coordinar el desarrollo de estas medidas
con la calendarización y ejecución de las obras.
El cierre temporal de los sectores con potencial arqueológico
y la identificación de zonas en las que la obra puede avanzar
permite una compatibilidad entre los trabajos arqueológicos
y el desarrollo de la obra. Para la consecución de este
objetivo es necesario un trabajo previo de coordinación
entre el equipo arqueológico y la empresa de construcción
que permita una anticipación de los problemas con prospección
previa de las zonas a abrir antes de la llegada de las máquinas.

La conclusión de
los trabajos de seguimiento arqueológico
se realiza a través de informes preliminares con el objetivo
de establecer medidas minimizadoras o potenciadoras durante la
fase de ejecución de la obra, y de un informe final que
sistematiza y presenta las conclusiones de los trabajos realizados
con estudio de materiales. Este informe final debe siempre presentar
todos y cada uno de los materiales encontrados, sea en contexto
estratigráfico
o no, de forma que la información pueda ser analizada por
las entidades públicas con el sentido de convertirse en
un instrumento que permita establecer áreas de riesgo arqueológico
para otras obras a realizar en las inmediaciones. Esta medida tiene
tanto sentido en relación a seguimientos realizados en inmuebles
como en grandes obras publicas como carreteras, líneas de
abastecimiento de energía eléctrica, líneas
de riego etc.
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